Después de la Guerra de Independencia, España perdió casi todas sus colonias, mostrándose como un país que ocultaba su pobreza tras la nostalgia de viejas grandezas. El inicial liberalismo de la Constitución de 1812, desapareció un año después con la Restauración Absolutista de Fernando VII. Pero en 1820, la oposición liberal, dirigida por el general Rafael del Riego, destronará al rey e implantará el Trienio Liberal hasta 1823, año en que las tropas francesas aliadas a Fernando VII devolverán el trono al monarca.
A pesar de la mala situación económica del municipio, Pradejón acató y cumplió las exigencias impuestas durante aquellos años convulsos. Esta actitud de resignación seguirá siendo una constante a lo largo de los años siguientes. De este modo, tras la subida al trono de Isabel II en 1833 y después de la sucesión de las dos primeras Guerras Carlistas, la villa atenderá a las habituales exigencias de la Calahorra anticarlista, al mismo tiempo que el carlismo amenazará al municipio desde Navarra.
El final de estos conflictos dio un respiro a Pradejón, que a mitad del siglo XIX alcanzó los 1.000 habitantes. En 1807, será uno de los primeros pueblos de la zona en contar con un juego de pelota.
En 1858 llegó a Pradejón la primera maestra, Dª Nicolasa Montoya. Su llegada supuso un antes y un después para la educación pradejonera. Desde el primer día, la maestra tuvo que comprar todo con su sueldo: libros de lectura, bastidores para enseñar a coser, costureros, tablillas y cuadernos; siendo la verdadera impulsora de las primeras escuelas públicas de Pradejón.
Fuente: Wikipedia.