Arte

Antigua iglesia de Santa María

La primera iglesia de la que se tiene constancia data, al menos, del siglo XVI. Se desconoce el aspecto del edificio original, aunque su apariencia sería más la de una ermita que la de un templo. Un inventario del siglo XVII describe la existencia de una torre, distinta a la actual, y de un altar con un Cristo localizado entre dos tablas. Este primer edificio sufrirá las sucesivas reformas y ampliaciones, realizadas a lo largo del siglo XVIII, que darán como resultado la conocida como "iglesia vieja".

Frontal de la antigua iglesia de Santa María y de la actual torre.

La primera gran obra se lleva a cabo a lo largo de los años 30 del siglo XVIII. Se hacen entonces las primeras capillas laterales y el pórtico de la iglesia, ubicando a su lado el cementerio tapiado. En lugar del pobre Cristo que presidía el altar mayor, se situa un retablo de San José con el Niño Jesús en brazos.

Bajo dicho retablo se situará el sagrario, de tonos dorados. A ambos lados del templo, presidirán las figuras de San Francisco Javier, en el lado izquierdo, y San Antonio de Padua, en el derecho. Dos últimos santos coronarán sendos lados del segundo cuerpo, San Ignacio de Antioquia y San Isidro Labrador. Finalmente, las capillas laterales serán rematadas por cuatro altares: el del retablo de las Ánimas, el de la cofradía de la Vera Cruz, el de la Virgen de la Concepción y el de San Ponciano.

Izquierda, altar mayor de la Virgen de la Ascensión (centro), junto a San Ponciano (izquierda) y San Antonio (derecha). Centro, altar mayor flanqueado por San Pascual Bailón y el Corazón de Jesús (izquierda) y la Virgen del Carmen y el Corazón de María (derecha), con el cuadro de la Virgen de la Inmaculada sobre esta. Derecha, altar de la Inmaculada.

En 1764 se derriba la antigua torre para construir una nueva. De la anterior tan sólo se conservarán los cimientos y la primera base, concluyendo la obra en 1770 tras la colocación de una bola y una cruz doradas en lo alto. En 1778 se inicia una nueva restauración del templo y se construye un presbiterio. A pesar de las reformas, se plantea su derribo en 1794 ante la presencia de grietas. La obra no se inicia hasta 1796, periodo intermedio que será aprovechado para construir la ermita de San Antonio, destinada al culto mientras duren las obras de la nueva iglesia. El final de las obras y la consagración del templo tendrán lugar en 1799, fecha inscrita en grandes caracteres en el testero del ábside.

Trasera de la iglesia de Santa María.

La nueva iglesia era un templo de estilo barroco construido en ladrillo y tapial, presentando planta octogonal, con una nave de cinco tramos cubierta por una bóveda ligeramente rebajada, abierta por bóvedas de lunetos y recorrida por varios arcos fajones apoyados en pilastras. El ábside presentaba una cierta elevación con respecto a la nave.
A los pies del templo se elevaba un sencillo coro y, adosada al testero sur, se encontraba la sacristía de un solo cuerpo y tres tramos, con una proporción en planta y altura que representaba la mitad de las medidas del templo principal.
La cubierta con bóveda de arista desplegaba grandes ventanas que rompían las líneas del entablamento, desde las que apoyaban arcos de descarga similares a los de la nave. La torre, todavía en pie, es de planta cuadrada, exenta de la iglesia y formada por cinco cuerpos, los dos últimos de planta octogonal, y rematada en una cúpula con linterna.

En 1964 se hace la última descripción del interior del antiguo templo. Este cuenta con un altar mayor coronado por la Virgen de la Asunción, flanqueada a su vez por San Ponciano y San Antonio. A los lados hay dos altares consagrados al Corazón de Jesús y a la Virgen María. En los laterales, lucen los altares de San José y de la Virgen de la Inmaculada a la izquierda, y el de Jesús Nazareno a la derecha. Se sabe que en este último lateral figuraban antes los altares de la Virgen de la Dolorosa y de San Juan de la Cruz.

Derribo de la iglesia en 1990.

Ya desde los años 60, la estructura comenzó a presentar importantes lesiones en la cubrición y en la cimentación, especialmente en torno al tercer y cuarto tramo.
La razón del fallo de sus estructuras se explicó por el gran número de cuevas y bodegas que perforan el subsuelo del pueblo. Bodegas que, desde las casas colindantes a la iglesia, recorrían zonas próximas a los puntos de estabilidad, incluso en algún caso llegando hasta la vertical del templo.
La iglesia se declaró en estado de ruina en 1987, quedando clausurada en mayo de 1990 tras desprenderse la cubierta junto a la fachada oeste. El derribo debía ser inmediato.
En los últimos días de este año se derruyó todo el edificio, a excepción de la torre, cuyo desplazamiento en su verticalidad no presentaba problemas serios. En 2004, esta fue limpiada y rehabilitada con el fin de armonizar con la nueva iglesia.

Nueva iglesia de Santa María

La construcción de la nueva iglesia de Santa María se llevó a cabo en los años 90, obra del arquitecto Sáenz de Jubera. Su apertura tuvo lugar en 1994. El edificio es un templo de tres plantas y un semisótano. En la primera planta está ubicada la sala de culto, con capacidad para más de 300 personas sentadas, y la sacristía. En la planta segunda existen también varias aulas multiusos. El arquitecto desarrolló el espacio cambiando la orientación clásica, situando el altar mayor más hacia el norte. En planta, la iglesia se basa en la convergencia de los muros hacia la zona principal, donde se desarrolla el culto. El resultado es una obra maciza, donde se potencia un volumen único y rotundo a modo de escalonamientos que pertenecen a un mismo gesto, sin demasiadas pretensiones efectistas. El altar acoge un torso de Cristo en majestad, escultura del artista riojano Miguel Ángel Sáinz.