Los restos más antiguos fueron descubiertos en 1998 por Arturo Pérez, en un meandro del Ebro situado en el término de Cantarroyuela. Se hallaron varias piezas líticas talladas en cuarcita: 13 alisadores, 14 choppers, 23 raspadores, 3 palets-disques, un percutor y un chopping-tool, así como lascas sin retocar y denticulados. La datación del hallazgo es un problema porque las piezas se descubrieron en superficie, pero se calcula que se fabricaron entre fines de la Edad del Bronce e inicios de la Edad del Hierro.
En el siglo II a.C., la futura ubicación de Pradejón será frontera entre los territorios dominados por las dos grandes ciudades próximas: la Varia de los berones (actual Varea) y la Kalakorikos de los vascones (actual Calahorra). De esta época destaca el alfar romano hallado en el término de "La Maja". Su descubrimiento tuvo lugar tras sucesivas excavaciones llevadas a cabo entre 1985 y 1992, las cuales dieron como resultado este sorprendente hallazgo, único en la zona.
Respecto al origen de Pradejón, tanto la fecha como las razones por las que fue fundada son una incógnita. A pesar de ello, se barajan dos hipótesis posibles:
Posiblemente ambas hipótesis tengan parte de razón. De este modo, es probable que Pradejón fuese en origen una de las muchas villas romanas situadas en los alrededores de Calagurris, la cual pudo mantenerse poblada durante la Edad Media gracias a la actividad trashumante de los pastores calagurritanos y a los escasos labradores que decidieron quedarse en la aldea.
La primera referencia histórica de Pradejón data de 1592, fecha en la que el párroco del pueblo comenzó a anotar los primeros bautismos, matrimonios y defunciones. En aquel entonces, el pueblo era sólo un conjunto de casas y corrales junto a una pequeña y ruinosa iglesia, situada en el emplazamiento de la actual y más parecida a una ermita que a un templo. Su mal estado, así como la carencia de confesionario y de concha bautismal, hizo que el obispo obligase a los pradejoneros a reformarla, reforma sufragada con los diezmos de los vecinos y concluida en 1799. Mientras duraron las obras, el culto se trasladó a la ermita de San Antonio, construida para tal fin antes del inicio de las obras.
En esta época, Pradejón ya supera el centenar de vecinos y puede permitirse pagar a un cirujano, a un médico y a un joven maestro de la localidad llamado Matías Vicioso, el cual ejercerá el cargo desde 1792. Sin embargo, enfermedades como el tifus, la viruela, la malaria o las maltas hicieron que el crecimiento demográfico del pueblo fuese lento y la mortalidad infantil alta. No es de extrañar que Pradejón alcance su independencia con menos población que la que tenía en el siglo XVII.
Fuente: Wikipedia.