
Finalizada la Guerra Civil el 1 de abril de 1939, se instauró en España una dictadura dirigida por el general Francisco Franco, prolongándose durante casi 40 años. El régimen basó su economía en la autarquía, buscando una autosuficiencia económica que aisló a España de toda influencia externa y consolidó el triunfo de los vencedores, a la vez que favoreció el sometimiento de los vencidos. En Pradejón, como en el resto de España, el dolor de la tragedia estará acompañado del hambre y del férreo control ejercido sobre todos los vecinos por la FET de las JONS local. Sus dirigentes serán los "camisas viejas" de la villa, pradejoneros militantes anteriormente a 1936 y, a su vez, miembros del nuevo Ayuntamiento. De hecho, el nuevo alcalde, Santiago Cedrón, será también designado jefe local del partido.
La FET de las JONS local controlará todo durante la posguerra, desde las cartillas de racionamiento hasta la planificación de la economía. El Archivo Municipal conserva cientos de notas, expedientes y listas de vecinos sospechosos que configuran un amplio arsenal sobre la conducta que los "camisas viejas" observaron en los vecinos durante la República y los primeros días del Alzamiento Nacional. Hasta los años 60, prácticamente todos los pradejoneros adultos serán objeto de investigación, con anotaciones del tipo: "aunque es de poca cultura no desmerece para cargo público", "no goza de muchas simpatías por su forma de ser" o "no tiene religión alguna". Tanto si alguien aspiraba a un empleo público, como si se pretendía que un "rojo" excarcelado regresara a la villa, era necesaria la tramitación de hasta media docena de informes sobre su vida. Aquellos vecinos que no lograban pasar el examen, eran procesados y obligados a pagar fuertes multas, saldadas casi siempre con la entrega de propiedades rústicas.
El 16 de noviembre de 1939, la FET de las JONS local decide hacer un inventario de los bienes de su sede: una fotografía de Francisco Franco y otra de Pilar Primo de Rivera, propaganda del Movimiento, dos trompetas y un tambor del Frente de Juventudes, 12 fusiles de madera, 4 banderas y 3 banderines. Como útiles de oficina, una mesa, una silla, una máquina de coser Singer y unas tijeras. En 1940, el partido único ya cuenta en la villa con 40 hombres afiliados, la mayoría "camisas viejas".
Ese mismo año, mientras en Pradejón se funda la Hermandad de Labradores, España se alinea con las potencias del Eje en los inicios de la Segunda Guerra Mundial. Cuando el Eje invada la URSS en 1941, Franco mandará la División Azul, unidad de voluntarios en la que se alistarán varios pradejoneros.
En septiembre de 1941, las autoridades superiores ordenan al alcalde informar sobre "rumores y bulos de entidades o asociaciones que actúan en sentido negativo". Este escribe un amplio informe, afirmando que "en esta localidad no existe, que yo sepa, ninguna asociación comunista ni ninguna clase de política", y realiza un fiel retrato de la sociedad del Pradejón de los años 40: "el pueblo, políticamente hablando, lo podemos dividir en tres grupos. Un grupo izquierdista procedente de los significados de izquierda antes del Movimiento Nacional, reducido, que vive en un aislamiento respecto a los adheridos al Movimiento, pero en comunicación entre ellos, y que, procuran comentar entre ellos y entre alguna gente crédula noticias que les parece favorecer a sus ideas. Un grupo neutro muy numeroso, casi los dos tercios de la población, que procedentes de los de izquierda y derecha no significados, no se preocupan más que de sus tareas ordinarias; y otro grupo, bastante reducido, en los cuales se nota el ambiente falangista".
Respecto a la Sección Femenina y al Frente de Juventudes, en palabras del alcalde, "no dan ninguna señal de vida, en la práctica no existen". Finaliza afirmando que "en los actos públicos se nota, en general, muy poca animación. Asisten siempre los mismos. (...) El ambiente falangista no se nota en ninguno de estos actos salvo por muy pocas personas. El ambiente en general es de despreocupación por la política, de aislamiento y poca camaradería". El diagnóstico no puede ser más preocupante para las altas jerarquías provinciales, que a partir de entonces, mostrarán una gran inquietud por el comportamiento de los pradejoneros, a su juicio, excesivamente pasivo y despreocupado.
En Pradejón, la delegada local de la Sección Femenina jamás aceptó el cargo y ninguna otra mujer quiso presidirla. Las quejas de la delegada provincial fueron continuas, denunciando la situación de abandono de la sección y recomendando al alcalde reprender el mal comportamiento de la susodicha. Algo similar ocurrió en el Frente de Juventudes, donde ningún pradejonero quiso hacerse cargo de la dirección. En 1942, la decadencia afectó ya a la propia FET de las JONS, donde nadie deseaba ser delegado local y donde la mayoría de los afiliados no pagaban las cuotas exigidas.
Si esto fuera poco, en 1943 el desinterés se extendió a la Hermandad de Labradores, donde varios jefes de grupo se negaron a aceptar el nombramiento. A pesar de todo, este año se alcanzaron los 153 afiliados en la Falange, aunque la mayoría sólo sobre el papel. Por más empeño que ponían las autoridades provinciales, la ausencia de filiación femenina y juvenil, así como la relajación de la Hermandad de Trabajadores, mostraban la actitud pasiva de Pradejón ante el Movimiento.
En 1944, la Seccion Femenina creó la figura de la divulgadora, mujer "colaboradora del médico en la lucha contra la mortalidad infantil", y repartió harinas para papillas, medicamentos, jabón y ropa. Se buscaba así captar nuevas socias y familias "para Dios y para España". Aunque la sección envió confiada una remesa de carnets, la campaña fue un fracaso y sólo las maestras y algunas jóvenes participaron en ella. En 1945, tendrá lugar la única iniciativa política del período, el encargo de una lápida de mármol negro con una lista de los pradejoneros "caídos por Dios y por España", encabezada por José Antonio, y que "para mejor conservación y respeto" se colocó dentro de la iglesia parroquial.
El final de la Segunda Guerra Mundial situó a Franco como "amigo de los vencidos", lo que hizo necesario un lavado de imagen del régimen. En lo económico, se dio por concluido el periodo autárquico, dando paso a las primeras medidas liberizadoras del mercado. En lo político, se vivió un proceso lento en el que los falangistas cayeron en desgracia y fueron sustituidos en los ministerios por los tecnócratas del Opus Dei. España dejó de ser fascista para presumir de católica y anticomunista, posicionamientos favorables en el nuevo contexto de Guerra Fría. El régimen salió de su aislamiento y, desde 1949, comenzó a recibir créditos bancarios de EEUU que reactivaron su economía.
En Pradejón, mientras la FET de las JONS local decaía para siempre, la villa experimentó un importante crecimiento económico y un aumento considerable de la natalidad. Destaca el caso de Mª Luz Cordón, madre de 15 hijos que ganó en tres ocasiones el premio provincial concedido a familias numerosas. Además, gracias a los envíos norteamericanos de leche en polvo y queso anaranjado "Chendar", por primera vez, los niños pradejoneros podrán merendar algo más que pan con vino y azúcar.
A finales de los años 50, Pradejón ya contará con baile, cine, cafetería, peñas y hasta festival taurino en las fiestas patronales. En estos años se terminarán las Escuelas Nacionales, se construirá la Casa de los Maestros, se reparará el Frontón Municipal y se pavimentarán las calles de La Fuente y del Cantón.
Sin embargo, la obra que cambiará la economía de la villa será la planificación y construcción del Regadío de la Choza, obra finalizada el 22 de agosto de 1953. El promotor de este ambicioso proyecto será Melchor Ezquerro, pradejonero sin un termón de tierra que cultivar en la zona, pero que luchó y apostó por un proyecto que supuso el antes y el después de la economía de Pradejón. Este impulso a la agricultura facilitó el cultivo del espárrago, cuya gran rentabilidad lo convirtió en el "oro pradejonero". En lo político, la mayoría de los vecinos vivirán entre la ignorancia y el desinterés, pensando sólo en trabajar y divertirse, frente a una minoría de viejos comunistas y anarquistas que aún alimentaban en la intimidad la esperanza de ver caer el régimen. En general, Pradejón sólo deseaba olvidar lo ocurrido.
En los años 60, los salarios no dejaron de crecer y los vecinos cedieron parte del espíritu comunitario por volcarse en su progreso individual. El crecimiento demográfico de la década anterior había dado lugar a una generación de jóvenes deseosos de un futuro mejor, la mayoría aprendiendo los nuevos oficios que demandaba la sociedad de forma autodidacta o mediante cursillos por correo. La obra más importante de esta década será la construcción del nuevo Ayuntamiento, inaugurado el 20 de julio de 1965.
Cuando la Crisis del Petróleo de 1973 alcance al campo, Pradejón se verá azotado por el paro y la pérdida de rentabilidad de los productos agrícolas. El espárrago, cultivo estrella del periodo, acabará perdiendo rentabilidad en favor del cultivo de champiñón, futuro motor económico de la villa. El final de este largo periodo, marcado por la muerte del dictador el 20 de noviembre de 1975, definirá a Pradejón como un pueblo en plena efervescencia, dispuesto a dar la bienvenida a la Democracia. Sin embargo, esto no será posible hasta las primeras elecciones democráticas, celebradas el 3 de abril de 1979.
Fuente: Wikipedia.