Las calles más antiguas

"Pradixon es un barrio distante dos leguas acia el norte. Desde este barrio, acercándose más al norte, se alla la jurisdicción de la villa de Sartaguda, reino de Navarra". Así, tan sólo de pasada, fue mencionado Pradejón a finales del siglo XVIII por Judas Joseph Cabriada, canónigo de la Catedral de Calahorra. Lo que no sabía este eclesiástico era que, años después, aquel insignificante barrio de pastores dependiente de Calahorra alarmaría a toda la región al solicitar su independencia. La concesión, otorgada por el rey Carlos IV el 4 de abril de 1803, provocó la ira de Calahorra e inició numerosos litigios territoriales con Lodosa, Ausejo y El Villar de Arnedo. Enemistado con todos, Pradejón inicio su particular Historia.

Primeros años del Pradejón independiente (1803-1850).

El coste de la independencia fue de 25.808 reales de vellón, dinero pagado en mano por pradejoneros que se trasladaron hasta la Corte de Madrid. Pradejón, endeudado por el pago, inauguró su independencia con 368 vecinos y 6 calles, las más antiguas de las que se tiene noticia: Calle de la Plaza, Calle de la Diezmería, Calle de las Heras, Calle de la Plazuela, Calle de la Fragua y Calle del Mesón.

Corral de Pradejón con la antigua iglesia al fondo.

La más importante era la Calle de la Plaza (actual Plaza de la Constitución), donde empezaba a construirse la nueva iglesia, de la que aún conservamos hoy la torre. La obra concluyó en 1799 por orden del obispo, quien obligó a reformar la anterior iglesia por estar muy ruinosa. Esta obra fue costeada con los diezmos de los pradejoneros, los cuales eran guardados en un edificio anejo a la iglesia que dio nombre a la Calle de la Diezmería. Poco más sabemos del resto de las calles, tan sólo que la Calle de la Heras corresponde a la actual Calle Velasco, vía principal que daba acceso a las eras de la zona alta.

Pradejón estrenará su independencia envuelto en guerras, ya sea contra los franceses ya sea contra los carlistas. Sin embargo, no dejará de crecer. Sólo la Plaza, la Calle de la Diezmería y la Calle de las Heras siguen figurando como tal, el resto de nombres ha desaparecido. En su lugar, otras calles entran en escena: Calle de las Cruces, Calle del Sol, Calle del Cantón, Calle San Antonio, Plazuela de los Roscos y Calle de Enmedio. La Calle de las Cruces se extiende hacia la ladera desde Diezmería. Esta, también como Calle del Calvario, toma su nombre de las tres cruces del Gólgota, siendo posible vía procesional.

Calle del Cantón y torre de la iglesia.

De la Calle del Sol sólo sabemos que desaparece sin dejar rastro a finales del siglo XIX (no confundir con la actual Calle del Sol). La Calle del Cantón, según su nombre, debió ser en sus orígenes una calleja estrecha sin puertas ni ventanas. Respecto al nombre de la Calle San Antonio, le vendrá dado por la antigua ermita a San Antonio que cerraba la calle por la parte alta. Dicha ermita se construyó como centro de culto durante la reforma de la iglesia, entre 1796 y 1799. Cercano a este edificio se encontraba la Plazuela de los Roscos (¿Calle de la Plazuela?), plaza para los habitantes de la zona alta y de la que poco más sabemos, excepto que 30 años después ya no existirá. En 1851, otra conocida calle aparecerá por vez primera: la Calle del Juego de Pelota (actual Calle del Guarderío). La construcción de este espacio de ocio, finalizado el 10 de mayo de 1807 con la colaboración de todos los vecinos, convirtió a Pradejón en uno de los primeros pueblos de La Rioja en poseer un espacio de tales características.

La ampliación de Pradejón: el Barrio Nuevo (1850-1860).

Tras el final de la segunda Guerra Carlista (1849), Pradejón respirará en paz después de mucho tiempo, inaugurando la década de los años 50, la de mayor crecimiento del siglo XIX. En poco más de diez años, el pueblo sumará 460 habitantes más, contando en 1857 con 1.189 pradejoneros. Lógicamente, este aumento de población también supondrá una ampliación urbanísitica considerable. Hacía mucho que Pradejón no era ya uno pueblo de pastores. Desde el siglo XVI, la ganadería había ido pasando a un segundo plano en favor de la agricultura, siendo sustituida del todo en el siglo XVIII. Ahora, la mayor parte de los vecinos vivirán del cultivo de secano, razón por la que Pradejón crecerá hacia el norte y el este de la aldera, zonas mucho más cercanas al camino que conduce a las lejanas tierras de cultivo.

Calle Mayor a la altura de la casa de Don Víctor.

Tal será la magnitud del crecimiento, que toda esta zona de nueva construcción comenzó a figurar en los documentos de los años 60 como "barrio nuevo", germen de la actual Calle Barrionuevo. Dicha ampliación alcanzará incluso al actual Barranco de las Bodegas, que en 1863 ya aparece como Calle del Barranco. En menor grado, este crecimiento también afectará a la parte baja del pueblo, donde comienza a tomar forma la Calle Mayor, paralela a la Calle de Enmedio.  Esta se encuentra en una posición privilegiada, ya que une el centro del pueblo con el antiguo arrabal, foco original de Pradejón. De hecho, es ahora cuando el arrabal fundando por los primeros pradejoneros figura como Calle del Arrabal. Otra nueva calle es la de la Fuente o Fuente Nueva (actual Calle de la Fuente). Esta toma su nombre de la Fuente del Prado, cercana al Barranco de los Vadillos y que dio servicio a Pradejón hasta que se secó a finales del siglo XIX, siendo sustituida por la Fuente Vieja (la del Camino del Villar de Arnedo). El 12 de noviembre de 1864 se decide subastar la colocación de los azulejos para rotular las calles y numerar las casas. La mejor proposición será la de Lucio Preciado, que se ofreció a colocar cada azulejo por 8 maravedís.

Los últimos años del Pradejón decimonónico (1860-1900).

La inestabilidad política y la crisis económica de 1867, supondrá el final del crecimiento demográfico iniciado en los años 50, comenzando una etapa de recesión de la que Pradejón no comenzará a recuperarse hata bien entrados los años 80. El número de pradejoneros se estancará en 1.524 y la cifra apenas variará en años. Esta situación congeló también el número de calles durante dos décadas. En 1885, el Libro de Defunciones nos indica cierto crecimiento hacia la zona noroeste del pueblo, aunque de manera muy vaga. Aparecen ahora la Calle de las Afueras, la Calles de la Luna o la Calle del Oriente y otras, no identificadas y desaparecidas ya en el siglo XX, como la Calle de Jesús y la Calle del Pez.Otra que figura por primera vez es la Calle de la Hontanilla u Ontanilla (actual Calle Antanilla), llamada así por el manantial natural que albergaba. La Fuenta de la Hontanilla tenía dos caños y su agua se consideraba medicinal (ideal para el sarpullido), suiendo una de las fuentes más antiguas. Aunque su existencia se pierde en la noche de los tiempos, es ahora cuando se le otorga el grado de calle.Antes de que el siglo XIX llegue a su fin, los Libros de Defunciones recogen nuevas calles que, en muchos casos, aún conservamos. Estas últimas calles decimonónicas son la Calle de San Andrés, la Calle del Poniente, la Calle Alta y la Calle del Centro (actual Calle de Doña Juana Cordón). También figuran calles desaparecidas como la Calle del Gato y la Calle del León. Finalmente, aparece el Camino de la Ventilla (actual Calle Ventilla), donde debió existir una pequeña venta para el hospedaje de caminantes.

Pradejón en los primeros años del siglo XX (1900-1960).

D. Ceferino Velasco.

A inicios del siglo XX, el municipio cuenta con 23 calles, consideradas como las más antiguas de Pradejón: la Plaza, Diezmería, de las Heras, San Antonio, Cantón, Cruces, del Medio, Juego de Pelota, Barrionuevo, Mayor, Arrabal, de la Fuente, Barranco, Afueras, Luna, Oriente, Poniente, de la Hontanilla, San Andrés, Alta, Cento, del Prado y, la última en llegar, la recién terminada Calle de la Carretera. El 1 de julio de 1906, la Calle de las Heras cambia su nombre por el de Don Ceferino Velasco, primer vecino en contar con una calle. Ceferino Velasco Ezquerro nació y vivió en la Calle de las Heras, donde sus padres tenían una farmacia. Con no poco esfuerzo, estos lograron que su hijo estudiase en Madrid donde terminó trabajando en Hacienda y labró amistad con altos cargos, entre ellos el propio Alfonso XIII. Debido a su privilegiada posición, siempre que Pradejón se hallaba falto de recursos, este intercedía por el pueblo y le otorgaba "multitud de favores".En esta ocasión, mediante "sus gestiones" hizo enviar a Pradejón 7.843 pesetas y 70 céntimos. En agradecimiento, el Ayuntamiento decidió declararle "hijo predilecto de la villa" y ponerle su nombre a la calle en la que había nacido y vivido.

El 16 de septiembre de 1940, la Calle del Centro también cambiará su nombre por el de la maestra Doña Juana Cordón, nacida en dicha calle y homenajeada tras su jubilacion. El evento fue presidido por algunos de sus alumnos, los cuales le entregaron un álbum firmado y le agradecieron así la labor prestada desde los años 20. Otra calle que cambiará de nombre será la Calle de la Plaza. Aunque en la mayor parte de los docimentos aparece como la Plaza, Plaza Mayor o Plaza Grande, en 1906 ya figura como Plaza de la Constitución. Este nombre se hará oficial en la Segunda República, en honor a la Constitución de 1931. Después, durante el Franquismo se la renombrará como Plaza de Primo de Rivera y, ya en la Transición, el alcalde Félix Cordón le devolverá el nombre de Plaza de la Constitución en honor a la Constitución de 1978. Excepto estas modificaciones, el callejero se mantendrá casi invariable durante medio siglo.

Dª Juana Cordón junto a los niños del parvulario.